La confianza mutua entre quienes participan de una transacción comercial es uno de los cimientos básicos del comercio. Las empresas, buscan establecer políticas comerciales que generen confianza en sus clientes/consumidores para que ellos se sientan satisfechos con la adquisición de sus productos y servicios.
El Sistema de Buenas Prácticas Comerciales busca promover la aplicación de criterios prácticos en la relación entre comercio y consumidor, con el fin de generar un compromiso ético y asumir el vínculo con responsabilidad social. Para aquellos que deciden adherirse, cuentan con un instrumento que mejora su competitividad e imagen corporativa, obteniendo la excelencia en la calidad de atención a sus clientes. Esta norma, es aplicable a las actividades de venta de productos y servicios que suministra el establecimiento comercial, independientemente de la naturaleza, el tipo y las características de los productos y los servicios que se comercialicen.
Los principios básicos de las BPC son: seriedad, transparencia, fidelidad, privacidad, seguridad, orientación hacia el cliente/consumidor y orientación hacia la mejora continua.
Buenas Prácticas Comerciales (BPC) tienen grandes beneficios para quienes implementan: mejorar la calidad en la atención, proteger los derechos de los consumidores, aplicar la rápida solución a conflictos, profesionalizar la gestión de los comercios potenciando el desarrollo de los recursos humanos, promover las prácticas sustentables, estimular el respeto al consumidor y lograr una mayor satisfacción por parte del cliente. Además, optimizar la calidad de los productos y servicios, las condiciones de empleo, la competitividad y la eficiencia, aplicando medidas de cuidado del medio ambiente y ejerciendo la responsabilidad social empresarial.
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